Las matemáticas son lógica, precisión, rigor,
abstracción, formalización y belleza, y se espera que a través de esas
cualidades se alcancen la capacidad de discernir lo esencial de lo accesorio.
Se encuentra en todo y cuanto vemos.
Ver el siguiente link y comentar:
¿Qué son las Matemáticas?
Si hacemos a una persona que
va por la calle esta pregunta, lo más probable es que nos responda: “nunca se me dieron bien los
números, aunque reconozco que es muy importante saber operar y calcular
correctamente”; quizás
recuerde “aquellos
problemas de trenes o de pintores de una pared, o recipientes que había que
llenar de formas absurdas, o ... ¡qué horror!”; también es posible que oigamos “casi todos los días había
una auténtica orgía con torres de quebrados, paréntesis, exponentes,
simplificaciones, ... y cuando preguntábamos que todo aquello para qué servía
se nos contestaba que más adelante lo veréis”; etc. Y así, dependiendo del nivel alcanzado
en sus estudios, suelen manifestar sus recuerdos sobre una serie de cálculos
tan maravillosos como inútiles.
Si observamos qué han dicho
personajes que ocupan un lugar destacado en la historia de las Matemáticas por
sus aportaciones, vemos que las opiniones anteriores están en la línea de la de
Aristóteles (n. 384 a .C.):
“Es la ciencia de la cantidad”. Desde ahí hasta llegar a aceptar que son el arte de pensar bien, hay
tanta distancia como siglos necesarios para llegar a su estado actual.
Tradicionalmente han existido
dos razones básicas para enseñar Matemáticas:
a) Su facultad para
desarrollar la capacidad de pensamiento. Luis Vives, s. XVI, ya señaló que “son una asignatura para manifestar
la agudeza de la mente”. En el momento actual se sabe que su incidencia en
el desarrollo de la capacidad de razonamiento de una persona depende del modo
en que se enseñen
b) Su utilidad, tanto para
la vida cotidiana como para el aprendizaje de otras disciplinas necesarias para
el desarrollo personal y profesional.
La facultad de predecir de las Matemáticas es utilizada a
diario a nivel vulgar: qué gasolina gastaremos en un viaje, cuál es su costo,
tiempo en seremos alcanzados por una tormenta, etc. A lo largo de la Historia se han dado
situaciones conocidas por todos en las que un matemático predijo algún eclipse
o hecho insólito. Por citar sólo un caso, y aunque esta predicción a la que voy
a referirme no está al alcance de cualquiera, recordaré la del algebrista John
Couch Adams, quien con lápiz y papel, demostró en 1846 la existencia de Neptuno
a partir de las alteraciones sufridas en la órbita de Urano por “un elemento
extraño”; señaló las coordenadas del objeto que alteraba la órbita y a los
expertos sólo les quedó enfocar sus telescopios.
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